El domingo 8 de mayo, como comentaba en anteriores post, es el día
elegido para hacer el happening inaugural de la exposición, programado para las
13:00. En principio habíamos pensado realizarlo en el exterior, aprovechando
que el Parque de la Cornisa se sitúa justo enfrente del espacio, pero ante el
pronóstico de lluvia decidimos despejar el piso inferior del local y extender
ahí la lona (con estampado publicitario, que utilizaremos por el reverso), de
6x6 m, conseguida por Javier Guerra. Asun Bretones y Victoria Peragón se
encargan de mezclar los pigmentos que han comprado con acetato de polivinilo, y
Asun aporta también el barro coloreado, mientras los demás contribuimos a
extender la lona. Contamos también con la presencia de Carlos Gessler,
comunicador audiovisual que va a grabar todo el evento y a realizar entrevistas
a los artistas participantes. Para ello cuenta con una cámara Go-pro, que
estará fija en un mismo punto para grabar todo el transcurso del happening, más
otra que manejará él mismo. La mañana muy lluviosa no acompaña y la afluencia
es escasa, pero poco a poco va llegando gente, por lo que aplazamos un poco el
comienzo del happening, hasta las 13:15 aproximadamente. A partir de ahí, los
artistas participantes en la exposición se sitúan encima de la lona y, con
pinceles montados sobre cañas a modo de mango, comienzan a intervenir sobre la
misma con las pinturas y telas aportadas por Altrapo Lab. A ritmo de música
swing, van llenando la superficie sin una distribución de espacio para cada
uno, sino interactuando unos con otros, cumpliendo el concepto con el que
habíamos pensado en happening de habitar y cohabitar el arte. Cada uno emplea
instrumentos diferentes: pinceles, tela, botones o el propio cuerpo y, como es
evidente, su propio estilo. Los artistas se divierten y eso es percibido por el
público, que conforme se va llenando el mural van seleccionando los fragmentos
que quieren llevarse a un precio de 3 €,
como se había fijado también en reuniones. Al cabo de unos 40 minutos se da por
terminado el happening, y se proceden a recortar los fragmentos de 75x75 cm
(cuarto y mitad) elegidos por los asistentes, que se cuelgan en la pared. El
ambiente es muy cordial, amenizado también por la cerveza gratis cedida por
Estrella Damm.
A continuación nos dividimos en dos grupos para preparar la
comida y limpiar el espacio donde se había situado el mural; asimismo, Carlos
Gessler aprovecha para realizar las entrevistas a cada autor, hablando del
happening y su obra expuesta. La afluencia de gente por la tarde no es muy
abundante pero sí regular, y continuamos turnándonos para explicar tanto el
concepto con el que se creó La Quinta, como el proceso que dio lugar a la
exposición. Poco antes del cierre, pasadas las 20:00, recolocamos algún
mobiliario que se había quitado para montar la exposición, y que es necesario
para el normal funcionamiento del espacio a partir del lunes siguiente. Todos
estamos muy satisfechos con el resultado, tanto de la exposición como de su
happening inaugural, y la respuesta del público también ha sido muy positiva. A
pesar del cansancio, estamos muy orgullosos de nuestro trabajo.
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