Como estaba planeado, el montaje de la exposición se realizó
durante la tarde del viernes 6 de mayo. Acordamos con los artistas que todos
llevarían su obra correspondiente a La Quinta del Sordo durante ese día, y que
dedicaríamos la tarde a despejar la zona de entrada donde iría la exposición,
en la que había algunas mesas de coworkers.
Finalmente contamos con la participación de diez artistas, ya que los miembros
de Altrapo Lab decidieron finalmente unirse, tras haberse retirado
momentáneamente por falta de tiempo. Si
bien no hubo tiempo de incluirlos en el catálogo, lograron acabar su obra
dentro de plazo y pudo colocarse junto a las demás.
Como he comentado en posts anteriores, al estudiar el
conjunto de obras podían distinguirse dos ejes temáticos claros, dentro del
concepto de habitar en torno al que gira la exposición: aquellas obras sobre el
habitar físico de un espacio y el tránsito entre los mismos (Jesús Tejero,
Adriana M. Berges, Victoria Peragón, Asun Bretones, Crispis y Javier Guerra),
frente a aquellas otras que abordaban el concepto de habitar un cuerpo, un
género o una identidad (Anna Mezz, Pelayo, Altrapo Lab, Ondina García Santos).
Al haber un mayor número de obras dentro del primer eje, decidí colocarlas en
la parte de la entrada, al ser ésta más grande, y situar las obras restantes en
el otro espacio algo más reducido, y separado del primero por una escalera
corta. Los gestores del espacio se encargaron de imprimir las cartelas, el
texto curatorial de la exposición y la hoja de sala siguiendo las instrucciones
que les dimos.
El montaje de las obras no generó grandes dificultades,
puesto que, a la vez que decidía el espacio que ocuparía cada eje temático,
calculé aproximadamente el lugar adecuado para cada una de las obras, en
función de su formato, tamaño y las obras próximas. Además, la mayor parte de
artistas estaban habituados a colocar cuadros y láminas, por lo que las piezas
bidimensionales en pared no supusieron un problema. Algunas dudas más generaron
las piezas tridimensionales, ya que las mesas en las que pensaba colocarlas
inicialmente no daban un resultado visual muy satisfactorio, y añadía al
conjunto un aire de feria o muestrario que no queríamos de ningún modo, así que
tuvimos que pensar una solución acorde con cada obra en particular, en función
de sus características y la altura a la que debía ser contemplada. De esta manera, decidimos colocar las barcas
de cerámica de Asun Bretones junto al escaparate de entrada, en un mueble
estrecho y alargado que ya estaba situado allí; para los trípticos de Victoria
Peragón empleamos carretes de tela facilitados por la propia artista, con el
fin de lograr un efecto de columna con varias alturas; en el caso de las
calaveras realizadas por Pelayo decidimos utilizar banquetas de varias alturas,
con el fin de lograr un efecto de capilla mexicana; el traje confeccionado por
Altrapo Lab quedó montado sobre un maniquí; y la obra de Ondina García Santos,
expuesta en varias pantallas de ordenador, fue montada sobre varias torres de
libros, una por pantalla. Las cartelas se imprimieron en papel adhesivo, a
tamaño A4 (al incluirse el texto del catálogo dedicado a cada autor) y fueron
pegadas junto a sus obras correspondientes. Asimismo, se despejó uno de los
muebles situados en ese mismo espacio para colocar los catálogos, disponibles
para su venta, que llegarían al día siguiente.
Adjunto un plano hecho grosso modo para poder hacerse una
idea más precisa de la distribución y las dimensiones del espacio, y varias fotos del montaje.
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