-Título: ¿Dónde quedaron los buenos tiempos?
-Autor: Jim, Alex Tefenkgi
-Editorial: ECC
Tras
un título tan descarnado sólo puede esconderse una historia intensa, de gran
carga emocional en un momento vital, el de sus protagonistas, de desengaño y
replanteamiento de cuestiones existenciales. Es lo que les ocurre a Hugo,
Étienne y Jean-Marc, grupo de amigos treintañeros que sufren la pérdida de
Fred, el cuarto integrante del grupo, por suicidio. El trauma y el dolor
derivados de este hecho hace a todos reflexionar sobre su propia vida, sobre su
pasado, y sobre lo que ocurrió con todos aquellos proyectos que planeaban,
ilusionados, para el futuro. La narración se centra en particular en Hugo que,
incapaz de borrar el contacto de su difunto amigo del teléfono, continúa
marcando el número y hablando con el nuevo propietario de la línea… Con estas
conversaciones como hilo conductor, Jim y Alex Tefenkgi nos mostrarán las circunstancias
de los tres amigos y su reacción ante el insólito testamento de Fred, que lega
a cada uno un objeto que no saben cómo interpretar. A partir de ahí, cada uno
de ellos tratará de dar sentido al extraño regalo (un acordeón para Jean-Marc,
un libro de Sartre para Étienne, un tirachinas y un monociclo para Hugo) y, con
ello, a su propia vida.
El
libro de Sartre regalado a Étienne nos da la clave existencialista que,
sutilmente, subyace al relato: hasta qué punto la importancia que se le da a
los hechos del pasado condiciona las decisiones del presente, y cómo es uno
mismo el que decide la importancia que estos hechos van a tener para su vida
futura. Así, una decisión aparentemente arbitraria supondrá para cada uno de
ellos un viaje iniciático que les ayudará a descifrar claves de sus
circunstancias vitales. A pesar de la intensidad sentimental -que roza
peligrosamente el melodrama en algunas ocasiones-, en particular en las
circunstancias familiares y sentimentales de Hugo, Jim y Tefengki muestran su
habilidad para llegar a un trasfondo de reflexiones, pequeñas sensaciones e
impresiones cotidianas que normalmente callamos, y con las que nos sentiremos
fácilmente identificados. Por muy desesperadas que sean las situaciones que se
no plantean, la impresión final es de lucha vital y optimista, en la que a
pesar del mundo precarizado en el que les (nos) ha tocado vivir, los tres
amigos salen adelante y el suicidio de Fred contribuye, en último término, a
salvar otra vida.
El
dibujo de Alex Tefenkgi, limpio, sobrio y elegante, lleva detrás un arduo
estudio de los personajes y todo su abanico de emociones, que les empujan a
situaciones límites transmitidas con eficacia. El estudio de color, también muy
cuidado, tiene a la ciudad de París como la otra gran protagonista de la
historia, con maravillosas perspectivas de las calles y edificios por los que transitan
los personajes, y que resulta un buen recurso para los flashbacks y las divagaciones de los protagonistas. Además, el
cómic se complementa con un colofón que detalla el proceso creativo del mismo y
que resulta tremendamente interesante, ya que aunque la inclusión de bocetos y storyboards sea habitual, no lo es tanto
que los autores tengan la generosidad de mostrarnos el making off creativo de manera tan exhaustiva.
En
resumen, la belleza y la intensidad emocional de la historia se unen y
compensan a lo largo de un cómic que nos hará reflexionar y que, a pesar de lo
descarnado de sus planteamientos, nos dejará un buen sabor de boca.
Gracias a ECC por el ejemplar
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