-Título: Orlando y el juego 3. Los heraldos de la niebla.
-Autor: Luis Durán
-Editorial: Diábolo
-Formato: Cartoné
-Precio: 24,95 €
-Sinopsis:
El
juego comienza eligiendo a un guardián que deberá situarse de cara a una pared.
El resto de jugadores, a cierta distancia, deberán avanzar, con el objeto de
tocar la pared custodiada. Cuando el guardián cuenta hasta tres se dará la
vuelta y señalará a todos los jugadores que se estén moviendo. Ganará el
jugador que alcance la pared sin ser sorprendido por el guardián.
Reglas
del juego “El escondite inglés”.
En
esta nueva entrega Orlando, incansable viajero en el tiempo, se acercará hasta
el Medievo crepuscular para custodiar junto a Andrés ”El Torcido”, el padre
Alonso y el caballero Don Diego de Iranzo, unas reliquias que parecen poseer el
don de atraer la lluvia. Al mismo tiempo, en su infatigable búsqueda
de Marcel, Orlando franqueará nuevos lugares como la
Venezuela del siglo XIX, la España rural de los años treinta o un quimérico
futuro donde la Tierra ya solo puede ser evocada a través de la memoria. Antes,
después, ahora… hoy, ayer, mañana. Da lo mismo desde que Orlando y
Marcel desafiaron el tiempo lineal y provocaron nuevas paradojas en
la esfera de cada reloj.
-Opinión
personal:
Continúa
en esta tercera entrega la apasionante persecución ideada por Luis Durán, en la
que nos hace ver que tiempo y espacio están lejos de ser algo rígido, sino que
fluyen y se multiplican a la manera de los fractales. En esta ocasión la
narración se detiene fundamentalmente donde terminó en la entrega anterior: el
misterioso parecido entre Marcel y un santo del siglo XV cuyas reliquias son
objeto de rapiña y disputa por atribuírsele el atraer la lluvia. Esto no impide
que, como siempre, se nos traslade a otros momentos por completo distintos con
otras apariciones del misterioso personaje, como puede ser la vida marginal de
Joaquín, un muchacho que parece abocado a la delincuencia, o la bella historia,
narrada en verso, de una revolucionaria venezolana en el proceso de
independencia del país. Orlando, incansable perseguidor de las alteraciones
–hasta el momento positivas- de Marcel, deberá transportar las reliquias a
Medina Sidonia, donde supuestamente estarán más seguras, aunque parece haber
una gran cantidad de intereses en juego directamente relacionados con ellas, cuyo
misterio queda en suspenso, al igual que el de los signos circulares que
aparecen en los campos y parecen poseer la extraña capacidad de transportar a
quienes se meten en ellos a otros momentos de sus vidas…
Luis
Durán consigue mantener el nivel de calidad en guión y trama, a pesar de lo
ambicioso de la serie y de la dificultad que plantea el resultar solvente
manejando el lenguaje y los personajes de momentos tan dispares. Asimismo, el
autor continúa mostrando su habilidad para crear una serie de subtramas y
personajes secundarios de gran fuerza y atractivo, sin que por ello decaiga la
acción principal que vertebra la historia ni se diluya en la técnica de
narraciones inmersas en narraciones más amplias.
El
dibujo, personal y expresivo, continúa haciéndonos disfrutar con su gran
riqueza de detalles históricos y en el equilibrio entre la acción y la
descripción, con una insólita sensibilidad para extraer toda la belleza posible
de cada elemento de la historia, con guiños continuos a estéticas de lo más
diverso. En resumen, Orlando y el juego
continúa siendo una de las grandes sagas
actuales, y no hace sino aumentar la expectación para próximas entregas.
Gracias a Diábolo por el ejemplar.
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