domingo, 29 de octubre de 2017

Reseña de "Una hermana" (Bastien Vivès)





-Título: Una hermana
-Autor: Bastien Vivès
-Editorial: Diábolo



               Bastien Vivès ya nos ha demostrado sobradamente su maestría en el dominio de la narración visual empleando un mínimo de elementos; aunando ternura y dureza únicamente con gestos y miradas, y con un ritmo narrativo muy bien compensado, nos ha transmitido historias de la intensidad de Polina o El gusto del cloro.
            En este caso, Vivès nos trae una historia con la que, de un modo u otro, nos podemos identificar fácilmente: el despertar sexual, la pérdida de la inocencia que conlleva el paso de la infancia a la adolescencia, experimentada en este caso por Antoine, el protagonista, que a sus trece años ve cómo un verano de playa aparentemente tranquilo y anodino quedará trastocado por la llegada de Hélène, hija de una amiga de su madre, tres años mayor que él. Ella será la llave de un mundo completamente inimaginado para Antoine: el de las aventuras nocturnas a escondidas de los padres; los escarceos con el alcohol y las drogas y, por supuesto, una incipiente sexualidad latente, que se percibe en todas partes, en todos los habitantes del planeta que se abre ante Antoine.
            En esta historia, una más de tantas parecidas, y que podría no tener mayor relevancia, Bastien Vivès sabe introducir un componente trascendental que apela directamente a la esencia humana y, sobre todo, al sutil y continuado baile en pareja entre la vida y la muerte; a cómo un hecho sin mayor importancia aparente en nuestras vidas puede traer consecuencias insospechadas a las mismas. El situar esta historia en el marco atemporal del verano y las vacaciones incide acertadamente en la profundidad que podemos encontrar, a poco que escarbemos, en este cómic.
            Todo ello no impide que Vivès se centre con su habilidad habitual en los detalles de la historia, en transmitirnos con eficacia la zozobra y el desasosiego de Antoine ante la continua emanación de sensualidad por parte de Hélène, su indecisión ante los nuevos amigos y las nuevas sensaciones, su honda sensibilidad que le lleva a tratar de dibujar a la joven una y otra vez con desesperación, a la vez que continúa sumido en el mundo de los pokemon… Pero Hélène tampoco se nos muestra como un personaje plano, sino que sufre los virajes propios de su edad, a la vez que asume el papel de iniciadora de Antoine en el mundo de la juventud y del sexo y no deja de sufrir por la inestabilidad presente en su familia. Como trasfondo sutil a todos estos elementos se encuentra el aborto, la pérdida de una vida que nunca llegó a ser, y lo que ésta podría haber sido, tanto para la madre de Hélène como para la madre de Antoine y para ellos mismos, ya que la figura de las hermanas ausentes es continua en el cómic y, de hecho, da nombre, acertada y ambiguamente, al título.  
            El trazo de Vivès, en el blanco y negro habitual, se mantiene fiel a su aparente sencillez con la que, como ya hemos dicho, consigue un potencial expresivo y sugestivo muy difícil de alcanzar. Los escenarios y personajes de este verano metafórico se nos presentan con toda su intensidad a través de unas pocas líneas apenas esbozadas de sobria elegancia, y un dominio absoluto en la alternancia de planos y la composición de escenas con una carga emocional, sensual y sexual tan alta como difícil de resolver. En definitiva: un autor cada vez más imprescindible, que nos ofrece una nueva muestra del poder de la narración gráfica en todo su esplendor. 

Gracias a Diábolo por el ejemplar

lunes, 23 de octubre de 2017

Reseña de "Johnny Hazard (1945-1947)" (Frank Robbins)




Título: Johnny Hazard 1945-1947
Autor: Frank Robbins
Editorial: Dolmen



Aunque la Segunda Guerra Mundial ha terminado, la aventura continúa para Johnny Hazard que, recién licenciado en el ejército, no tiene que esperar ni un solo día para vivir nuevas aventuras. Introducido por un prólogo de Rafael Marín muy útil para contextualizar al personaje y el momento histórico en el que surge, este volumen se compone de cuatro historias en las que la acción y el misterio no dejan ni un minuto de respiro. El protagonista, Johnny, fiel al modelo que encarna los valores de la época, viajará acompañado de su fiel compañero el Almirante y la intrépida periodista Brandy a la Guyana Francesa con el fin de encontrar a Bounce, el hermano de su amiga Fluff, encarcelado y desaparecido en el misterioso país. A partir de ahí las aventuras se entrelazan y Johnny tendrá que hacer frente a una retahíla de bandidos con estrafalarios nombres en clave, con el fin de solventar los apuros que van surgiendo a sus amigos. Tras desentrañar el misterio de la desaparición de Bounce y derrotar al doctor Renard en “Fancy Fluff”, la primera de las cuatro aventuras, Johnny se enfrenta al pirata Gore y a Lady Mist, peligrosa femme fatale, en “El misterio del carguero volante”, en el que resuelve una trama de tráfico ilegal de armas. De nuevo en compañía de Brandy, con la que forma una poco convencional pareja, Johnny se bate en duelo en medio de la selva con un misterioso individuo con fez, que sabotea su vuelo en “El hombre grueso”.  Por último, en “Peligro a la carta”, Johnny se asocia –para rabia de Brandy- con Lady Mist en un negocio que le lleva por todo el mundo en busca de platos gourmet y que, como es previsible, no puede salir bien.
            En todas las historias Frank Robbins sabe repartir sabiamente las dosis de acción y amenizarla con extravagantes personajes, tanto aliados (Brandy y el Almirante) como antagonistas (el doctor Renard, el mayor Riesgo, “Guantes” Diamond, el capitán Gore o la propia Lady Mist) e, incluso , otros con mayor ambigüedad, como Wild Bill Hiccup, Bombín o el periodista Sam Tronera.  A pesar de que, como es lógico, el cómic refleja, como ya hemos mencionado, los valores de la época con sus correspondientes estereotipos, mujeres como Brandy o Lady Mist toman un papel activo, y participan por igual de la aventura que sus compañeros varones, lo cual es un aliciente añadido. A ello se le añade el exotismo de los escenarios, el dinamismo de la acción y un ritmo trepidante, que engancha a las páginas del cómic.
El estilo gráfico de Robbins, en la mejor calidad de la línea clásica, se adapta perfectamente a la trama con su línea depurada y su magistral uso del entintado, que añade un toque noir a las historias. En resumen, un clásico cuyo interés y viveza continúan vigentes, sobre todo para los amantes de la aventura, el suspense y el riesgo.
 
Gracias a Dolmen por el ejemplar


miércoles, 18 de octubre de 2017

Reseña "Voltio #2" (VV. AA.)



-Título: Voltio #2
-Autor: VV.AA.
-Editorial: La Cúpula



Como nos adelantan su título y su portada, Voltio es una revista electrizante y provocativa, que en ningún caso deja indiferente. En este segundo volumen se reúnen los trabajos de quince autores: Cristian Robles (Kensausage), Aroha Travé, Ana Oncina, Alex Giménez, Núria Tamarit, Ana Galvañ, Fran Collado, Àlex Red, Antonio Hitos, Alexis Nolla, Bea Tormo, Wren McDonald, Lorenzo Montatore, Kelsey Wroten y Bianca Bagnarelli.
            Todas las historias de las que se compone la entrega comparten un espíritu fresco, desenfadado y directo, que evoca el mundo del fanzine, sin por ello renunciar cada una a un estilo gráfico y narrativo propio y muy personal. En los quince autores se observa también un propósito inconformista, iconoclasta, de explorar y llevar al límite las posibilidades de la narración gráfica. A ello se le añade una temática tan variada como insólita, desconcertante y refrescante, que busca la sorpresa, la sacudida que se siente cuando se está ante algo nuevo. 
Así, podemos encontrar en este volumen, por ejemplo, propuestas tan punkies como La torre, de Alex Red, o la delirante y “videojueguil” Popurrín, de Alex Giménez, en contraste con la delicadeza y el espíritu minimal presentes en Still, de Bianca Bagnarelli. Nuria Tamarit, por su parte, muestra un surrealismo bizarro, con un punto gore, en L’art d’empailler les oiseaux. Lorenzo Montatore, con Fabrizio en el Inframundo y Alexis Nolla, con Yo y tú,  proponen con sendas historietas, muy diferentes gráficamente, un efecto igualmente perturbador y rabiosamente experimental. Kelsey Wroten, con La falsa presa y Wren McDonald, con Dirt Dart, muestran, a su vez, las posibilidades expresivas de un cromatismo sobrio y efectista. Ana Galvañ, con su personal y depurado estilo, nos muestra lo siniestro expresado con un mínimo de elementos.
En resumen, la valentía experimental, el dominio gráfico y la originalidad de estos autores hacen de Voltio #2 una recomendación sumamente interesante para replantearse los límites de la narrativa gráfica, para dejarse sorprender por algo nuevo, y también para disfrutar con una recopilación en la que lo transgresor se empareja con un alto nivel artístico.
 
Gracias a La Cúpula por el ejemplar